Como todo, la industria de la gestión de inversiones se profesionaliza. Y de un tiempo a esta parte, los administradores de activos financieros hacen cada vez más hincapié en la personalización de carteras para que el inversor, entre otras cosas, pueda expresar sus preferencias y/o restricciones y tenga, de esta manera, un mayor control.
Por eso, en el resto del mundo y especialmente a partir del año 2008, las cuentas administradas de forma separada (SMA, por Separate Managed Accounts, en inglés) han resurgido como un vehículo de inversión con características diferenciales y han protagonizado una verdadera explosión dentro de la industria, sobre todo frente a los fondos comunes de inversión (FCI).
Si bien las SMAs surgieron en la década del 70, “desde 2008 han tenido un renovado interés y han llevado la gestión activa y la personalización de las inversiones a una gama más amplia de inversores. Las SMAs proporcionan una forma conveniente y rentable de mantener valores de forma individual, sin la molestia de tener que administrar uno mismo las inversiones”, asegura Morgan Stanley en un artículo publicado en su web.
“Los que administran este tipo de vehículo de inversión son como un gestor de activos, pero en lugar de gestionar un solo fondo, lo que hacen es gestionar diferentes cuentas, de distintos individuos o empresas, que tienen abiertas cada uno a su nombre”, empieza a explicar Andrés Cardenal, analista CFA especializado en el mercado de Estados Unidos.
“La diferencia esencial con un fondo tradicional es que bajo la estrategia SMA, los administradores pueden personalizar su gestión de activos y por ende, logran controlar mejor el riesgo”, agrega.
“La clave es que el cliente está en control en un 100% de su cuenta y la transparencia es total: no ve solo como varía su cuotaparte”, asegura, en alusión a los FCI, Laura García Grondona, administradora de carteras de inversión y fundadora de la firma Baltico Investments.
“Una cuenta administrada de forma separada (SMA) es una cartera de bonos, acciones u otros títulos personalizados para alcanzar un objetivo de inversión individual. Los SMAs son ideales para clientes que buscan sacar el máximo rendimiento de una administración profesional de activos, aunque conservando la habilidad de influenciar en varios aspectos sobre su cartera”, sintetiza en un documento Nuveen, administradora de activos estadounidense con base en Chicago.
Ventajas de una SMA frente a un FCI
Si bien un FCI ofrece, al igual que una SMA, una cartera de inversión administrada de forma activa y con acceso al mercado institucional, una SMA ofrece, además, transparencia en cuanto a todas las transacciones del portfolio, la oportunidad de hacer una cartera a medida, y tener un plan de impuestos personal y la propiedad directa de los activos subyacentes, enumera Nuveen en el mismo escrito.
Al utilizar este tipo de vehículo de inversión, el cliente adopta un rol activo “con la seguridad añadida de la guía y el servicio de un gestor profesional”, añade. A su vez, la personalización “permite que el inversor exprese sus preferencias y/o restricciones, lo que resulta en un mayor sentido de control”; y la transparencia de conocer todas las tenencias de su cartera, “ayudan al inversor a acceder al valor que está agregando su gestor y a entender cómo se está desempeñando su cartera”, completa.
Otra ventaja, según Cardenal, es que se puede hacer tax loss harvesting (cosechar pérdidas impositivas). “Supongamos que parte de la estrategia está invertida en el SP500. Como hay muchos fondos que replican ese índice, si en un momento el SP500 baja, uno puede elegir tomar una pérdida impositiva y vender el fondo comprado, con lo que pierde plata a nivel contable. Pero compra, a su vez, otro fondo parecido, que replica a ese mismo indicador y que se mueve de forma casi idéntica. Al tomar la pérdida contablemente, a futuro, se ahorran impuestos”, ejemplifica el analista.
El artículo de Morgan Stanley asegura que entre 2010 y 2017, los activos en SMAs tuvieron una “explosión del 84%”, de acuerdo a datos compilados por Cerulli Associates. Este tipo de administración de cuentas ofrece “transparencia, control, personalización y eficacia a nivel impositivo”, concluye.
Baltico Investments
Tras haber estudiado Relaciones Internacionales en la UCA (Universidad Católica Argentina), a sus 23 años, Laura García Grondona se instaló en Nueva York para hacer un posgrado en Finanzas (cursó en el Manhattan Institute of Management y en la University of New York). Una vez de regreso en Argentina, trabajó 4 años en JP Morgan y un tiempo similar en Navent.
Pero fue al hacer, en 2017, el MBA (Maestría en Administración de Negocios) en el IAE (la escuela de Negocios de Universidad Austral) cuando le surgió la idea de crear Baltico Investments.
“En realidad, me gusta mucho tradear. Es algo que hago desde los 23 años”, explica. “Venía manejando cuentas de amigos y haciendo el MBA apareció la idea de convertir eso que tanto me gusta hacer en un negocio”, completa.
En su empresa, utilizan una estructura SMA para sus inversiones. De esta forma, “el control lo tiene siempre el cliente, que tiene abierta una cuenta a su nombre; Baltico solo está autorizado a operar. Además, el cliente tiene acceso ilimitado y online a su cuenta y todos sus movimientos, y tiene liquidez diaria: las inversiones se pueden convertir a efectivo en 24 horas”, enumera García. El proceso de apertura de cuenta es 100% online y suele ser aprobado en 72 horas.
Baltico Invesments, radicada en Nueva York, proporciona también financiamiento internacional a proyectos gubernamentales de energía renovable, petróleo y gas. La empresa está autorizada a manejar hasta 400 millones de dólares. Al día de hoy, la firma administra 15 millones de dólares entre cuentas individuales y corporativas.
Para no residentes en los Estados Unidos, el monto mínimo para abrir una cuenta es de 15 mil dólares. El banco custodia del capital invertido es Citibank; Interactive Brokers es quien proporciona acceso directo a los mercados globales. La primera transferencia de cada mes con Interactive Brokers es gratuita.
“La estructura que usamos es similar a la de un hedge fund (fondo de cobertura): buscamos generar altos retornos, porque de eso dependen nuestros ingresos, y usamos stop loss para minimizar las pérdidas”, describe García Grondona. “Lo que hacemos son inversiones win-win (gana-gana): como gestores, solo ganamos si ganan nuestros clientes. El mantenimiento de la cuenta no tiene costo, y solo cobramos comisiones cuando el cliente gana plata”, agrega.
García explica que el sistema de comisiones se basa en el net asset value, es decir, en cuánta plata tiene la cuenta. De forma trimestral y en base a la ganancia de cada cuenta en ese periodo de tiempo, se aplica un 15% de comisión sobre esa ganancia, en el caso de las cuentas de 15 mil dólares. A medida que aumenta el monto de la cuenta, el porcentaje de comisiones baja. Por ejemplo, para una cuenta de 1 millón de dólares o más, la comisión es del 5%.
En Baltico hacen inversión activa, ponen el foco en la rentabilidad y cuidan el capital. “Nuestro modelo de comisiones asegura unas estrategias de inversión que maximizan las ganancias de nuestros clientes, y esto es muy diferente a lo que cobran los gestores tradicionales de activos”, dispara su fundadora.
Desde sus inicios, Baltico Investments logró retornos superiores al S&P500 y otros índices globales. A septiembre de 2019, la alocación de activos se divide un 41% en bonos, 27% en acciones, 24% en efectivo y 8% en opciones. En cuanto a áreas geográficas, el grueso es inversión en Estados Unidos (89%); Brasil se lleva un 3%, mientras que China y Argentina cuentan en un 1%.
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