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Solo el 2% de las PyMEs se financia en el mercado de capitales. ¿Por qué tan pocas?


Aunque la inmensa mayoría de las PyMEs (pequeñas y medianas empresas) lo desconoce, el mercado de capitales ofrece beneficios en cuanto a financiamiento, visibilidad y transparencia. Pero para acceder a ese mundo, hace falta propiciar un mayor conocimiento del mercado en sí y de sus instrumentos, abrir luego una cuenta comitente para comenzar a operar y tener todos los papeles en orden, coinciden varias fuentes consultadas.


Las PyMEs significan nada más ni nada menos que el 96% de las empresas existentes en Argentina. Sin embargo, al contexto actual de recesión económica, se suman el ahogo impositivo que sufren las firmas y la política de subida de tasas de interés que lleva adelante el Banco Central (BCRA) para intentar controlar el tipo de cambio, lo que aumenta el costo del crédito.


A partir del convenio de no competencia que firmó en 2014 con BYMA (Bolsas y Mercados Argentinos), el MAV (Mercado Argentino de Valores) se especializa en productos no estandarizados, orientados a las PyMEs y a las economías regionales. De esta forma, las PyMEs pueden negociar en el MAV cheques de pago diferido (CPD) y pagarés bursátiles, además de lanzar Obligaciones Negociables (ON) simples. En breve, se sumarán también la factura de crédito electrónica (FCE) y el e-cheq (cheque digital).


Un submundo desconocido


En Argentina hay 853.886 PyMEs, según los datos disponibles -a fines de febrero- del Ministerio de Producción y Trabajo. De éstas, solo el 47,4% está registrada en la AFIP (Administración Federal de Ingresos Públicos) y tiene acceso a beneficios impositivos, como el pago del IVA a 90 días y la compensación del impuesto al cheque en el pago de ganancias, entre otros.


A su vez, de esas 850.000, sólo el 1,8% se financia en el mercado de capitales: unas 15.000, según declaro a principios de marzo a Infobae, Mariano Mayer, secretario de Emprendedores y PyMEs de la Nación.

En el caso de las PyMEs industriales, esa cifra es menor al 1%. “El problema no reside sólo en el insuficiente tamaño del mercado del crédito. El mercado de capitales tampoco está en condiciones de financiar las inversiones postergadas de las PyME. Actualmente, menos del 1% de las inversiones de las PyME industriales se financia a través de los instrumentos disponibles en este mercado”, sentencia el último informe sobre necesidades y fuentes de financiamiento de este tipo específico de compañías de la Fundación Observatorio Pyme, fechado en julio de 2017.


“Ser PyME en Argentina es muy difícil; está complicado el tema de financiamiento”, dispara Juan Goicoa, socio de 717 Capital. “Si tenés la empresa prolija, podes financiarte vía el mercado, pero eso requiere que tengas toda tu contabilidad/impuestos relativamente ordenados, y sabemos lo que eso implica en este país, con la carga fiscal” que hay, agrega.


“Las PyMEs muchas veces tienen dificultades con el régimen impositivo, que es terriblemente hostil”, indica en la misma línea, Cristian Villarroel, especialista en mercado de capitales y finanzas estructuradas para PyMEs en Mills Capital Group. “Pero a una PyME le agrega valor el hecho de ir al mercado de capitales”, añade.


Hace falta más cultura financiera


Todos los especialistas consultados coinciden en que lo que más incide en la baja proporción de empresas que se financian en el mercado de capitales es el desconocimiento. “Son pocas las PyMEs que tienen un departamento de finanzas, por lo que no saben, por ejemplo, que las tasas del mercado son un 50% más bajas que las de los bancos”, apunta Yanina Zupnik, asesora financiera y ex portfolio manager de Provinfondos. “Cuando uno le habla de estas ventajas a las PyMEs, te miran como si les estuvieras presentando un proyecto de la NASA”, ejemplifica.


La falta de información es aún mayor en el interior de Argentina, constata Ezequiel Estrada, economista, socio de la consultora Ficonomics y oriundo de Salta. “En muchas provincias no hay asesores idóneos que ayuden u orienten a las empresas a financiarse de manera alternativa. Por el lado de las empresas, las mismas no se dedican a operar en bolsa, y directamente no tienen conocimiento de la existencia de estos instrumentos; tampoco tienen conceptos financieros claros o no conocen las alternativas de financiamiento existente, porque la operatoria de su negocio es otra, no se dedican a buscar rentabilidad financiera”, explica.


“Es necesario que las PyMEs se vinculen con un agente de bolsa y establezcan una relación de confianza para estructurar todo el año financiero”, asegura Fernando Luciani, director ejecutivo del MAV. “En Argentina no hay cultura de financiamiento; hay un déficit de formación y de acceso al mercado”, reconoce.


El caso de Kalop, un fabricante de materiales y conductores eléctricos de la zona sur del Gran Buenos Aires, es uno en un millón. Guillermo Ilari es contador público y hace más de 15 años que trabaja en la empresa, en el área de administración, y admite que por “curiosidad” se interesó por las fuentes de financiamiento del mercado de capitales.


Aunque reconoce que ahora utilizan la línea de financiamiento subsidiado que lanzó el Gobierno (con tasas anuales del 25% en bancos públicos y del 29% en bancos privados), Ilari logró que el año pasado Kalop pruebe descontar cheques avalados en el mercado de capitales, “con tasas menores a las bancarias”.


Qué pueden hacer las PyMEs en el mercado


El mercado ofrece a las PyMEs básicamente las siguientes herramientas:


· Descuento de cheques: avalados por SGRs (Sociedades de Garantía Recíproca), garantizados y no garantizados

· Pagaré bursátil

· ON simples, también avaladas por una SGR

· Factura de crédito electrónica (FCE)


El instrumento PyME históricamente más operado en el mercado es el cheque de pago diferido (CPD). En 2018, el monto de CPD avalados fue de 31.128 millones de pesos, frente a los 17.087 de 2017, mostrando un crecimiento del 82%, según datos de la CNV (Comisión Nacional de Valores).


En el mercado de capitales, las PyMEs pueden también negociar el pagaré bursátil avalado. Este instrumento se emite en moneda local o extranjera, y con plazos que van desde los 6 meses hasta los 3 años. Sin embargo, el volumen es considerablemente menor: 4.774 millones el año pasado, aunque la cifra significó un incremento del 110% contra 2017.


“El pagaré bursátil se está empezando a usar más, y por ende, está bajando la tasa, aunque hoy en día no hay mucho mercado”, corrobora el asesor financiero Alejandro Mon, de la consultora AQR Trading. “Como un pagaré puede tener plazos incluso mayores al año, a la empresa le da más oxigenación”, describe.


Otra cosa que puede hacer una PyME en el mercado de capitales es emitir una ON simple, para financiar capital de trabajo, reestructurar deuda o financiar un proyecto de inversión. “Las ON PyMEs tienen una mayor celeridad, todos los trámites se hacen online y para el inversor no tiene riesgo porque están avaladas por una SGR”, cuenta Mauro Cognetta, líder en fyoCapital.


Desde la entrada en vigencia, en junio de 2017, del régimen ON simple, “el número de emisoras PyME pasó de 74 a 144, esto es, 70 ingresos netos en 18 meses. Asimismo, desde la puesta en vigencia de este régimen se emitieron 89 ONs simples, por un monto de 1.088 millones de pesos”, según la CNV.


Por otro lado, la factura de crédito electrónica (FCE) está pensada para ser emitida por proveedores de grandes empresas, por productos o servicios provistos a éstas, con el fin de descontarla luego financieramente, ya sea en forma directa contra un inversor o en bolsa.


“Tanto el cheque de pago diferido, como el e-cheq y los pagos electrónicos diferidos de pagos futuros, si bien sirven para el adelanto financiero, su principal utilidad es como medio de cambio para pagar a otros proveedores. En cambio, la factura solo está pensada para ser cedida a un inversor. Por eso, se armó un circuito en el que interviene la Caja de Valores. En todos los casos, en lo que hace al descuento, las tasas son mucho menores a las típicas, pero no porque sean preferenciales, sino porque previa subida a bolsa, los cheques son avalados por una SGR”, explica Adrián Mazza, creador de Pagos Futuros, una solución de pagos electrónicos diferidos sobre tecnología Blockchain.


En el caso de una FCE, si bien el acreedor es una PyME proveedora, el deudor es una gran empresa (Carrefour, Coto, Siderar, por nombrar sólo algunas) y la tasa es baja por contar con la buena la calificación crediticia de la gran empresa.


“Cuando esté operativa la FCE podría ser revolucionaria; el mercado potencial es enorme”, se entusiasma Gonzalo Musri, gerente comercial y de capital markets de Global Valores. Sin embargo, todavía no comenzó a implementarse, aunque la AFIP ya publicó un instructivo.


En el MAV coinciden en que será un instrumento “disruptivo” para las PyMEs. “En este momento están obligadas únicamente las empresas del sector automotriz, pero se van a ir agregando otros rubros en base a un calendario. La PyME tiene derecho a facturar a una gran empresa, que puede descontar en el mercado, con lo que se pasaría del crédito comercial al financiamiento”, asegura Fernando Luciani.


Del lado inversor


“El inversor, salvo el institucional, desconoce que puede diversificar su cartera a través de instrumentos PyME”, señala el CEO del MAV.


Sin embargo, para los inversores individuales y de perfil conservador, las fuentes consultadas recomiendan solamente el pagaré bursátil en dólares -para quienes quieren salir del riesgo soberano- y las ON simples, principalmente las que son en dólares. “Lo interesante que tiene este tipo de ON para el inversor es que es un instrumento en dólares que muchas veces duplica o triplica el rendimiento, por ejemplo, de una Lete (Letra del Tesoro denominada en dólares) y que no tiene riesgo, porque la SGR pone su aval y por ende, pone la plata en caso que la empresa no pueda pagar”, explica Mauro Cognetta, de fyoCapital.


Pero quienes más compran productos PyME en el mercado son los fondos comunes de inversión (FCI) PyME. Y quienes los fondean son el Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la ANSES (Administración Nacional de la Seguridad Social) y las aseguradoras, en un 25% y un 75%, respectivamente.


Es que a partir de una reglamentación de la Superintendencia de Seguros, las compañías de ese sector tienen que transferir 6.000 millones de pesos al Fondo Nacional de Desarrollo Productivo (FONDEP), que administra el Ministerio de Producción, con el objetivo de aumentar la plaza de financiamiento a la que tienen acceso las PyMEs.


“Las compañías de seguros tienen que tener una proporción de sus inversiones en productos PyMEs (el 5%), e invierten en cheques a través de fondos comunes de inversión (FCI). Lo bueno de estos fondos es que compran una cartera de cheques, con lo que diversifican riesgo”, apunta Sergio González, analista CFA y portfolio manager de Criteria.


Desde Global Valores, Gonzalo Musri sintetiza que las ventajas del mercado de capitales para las PyMEs son las tasas, que son “mucho menores y mucho menos vólatiles, por lo que tienen más certidumbre”, el hecho de que puede actuar como un canal complementario al financiamiento bancario, y que ofrece instrumentos adaptables a cada empresa.

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