Havanna (HAVA), la reconocida marca argentina de alfajores, hace cerca de 3 años que cotiza en Bolsa. Sin embargo, el promedio diario negociado de sus acciones es muy bajo: no llega a los 150.000 pesos, y el 90% de los ingresos de la firma dependen del mercado doméstico.
La compañía tiene un ambicioso plan de expansión internacional, pero analistas consultados aseguran que no es de las acciones preferidas en el contexto recesivo actual, pese a que sus productos apuntan a un público ABC1.
A finales de 2017, Research for Traders (RFT) recomendaba “compra” para el papel de Havanna, al que asignaba un potencial alcista del 50%. Sin embargo, tal como aclaraba en aquel informe, “el principal foco de la empresa sigue siendo el mercado interno”.
La consultora estimaba entonces un crecimiento de la actividad económica argentina por encima del 3% para 2018 y 2019, lo que “impulsaría sus cifras de facturación y de utilidad neta”. Pero la realidad fue muy diferente: en 2018, la economía argentina se desplomó un 2,6%; en 2019, la caída del PIB podría ser del 1,5%, según las proyecciones de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico).
Fortalezas y riesgos de Havanna
El resultado neto del ejercicio 2018 de Havanna fue de 148.382.784 millones de pesos, con un crecimiento de más del 100% con respecto a 2017. Por su parte, la compañía tuvo el año pasado ventas totales por 2.125.454.533, un 1,6% superiores a las de 2017.
De esas ventas, 960 millones fueron de los locales propios, 715 millones de las franquicias locales, y 450 millones de las franquicias fuera de Argentina y otros segmentos, como aeropuertos y ventas corporativas.
Los locales propios generan un EBITDA de 6% aproximadamente, mientras que las franquicias de Havanna generan un EBITDA cercano al 28%. Por eso, la estrategia de la compañía es tener mayor generación de EBITDA a través del crecimiento de su red de franquicias, tanto a nivel local como internacional.
FixScr, afiliada local de Fitch Ratings, confirmó a mediados de diciembre último la categoría 2 para las acciones de Havanna, en base a la capacidad de generación de fondos de la compañía y la liquidez media que presentan sus papeles. La perspectiva es “estable”.
“Havanna es una empresa muy enfocada al mercado interno; por más que esté creciendo afuera y tenga algunos ingresos por franquicias en el exterior, es mínimo en relación a sus ingresos a nivel doméstico. No es de las acciones preferidas en la coyuntura actual”, señala Gustavo Neffa, director de RFT.
Marca premium y un ambicioso plan de expansión internacional
Es difícil que un argentino no conozca la marca Havanna. La empresa se dedica a la producción y comercialización, a través de locales y cafeterías especializadas, de alfajores y otros productos de repostería.
En 2012, la compañía adquirió uno de los principales fabricantes de chocolates del país: Fenoglio SACIFIA. Y en 2016, logró concentrar sus operaciones y la producción de sus tres plantas en un mismo predio: el Parque Industrial de Batán, que cuenta con beneficios impositivos.
Además, en respuesta a las nuevas tendencias en consumo de alimentos, Havanna también fabrica barritas de cereal, que inauguraron su participación en la categoría de “snacks saludables”. La empresa ha ido incorporando también una oferta de platos salados en sus cafeterías, y se propone fabricar ahora productos libres de gluten.
En estos momentos, la firma tiene 227 locales en Argentina, de los cuales 54 son propios y 173 son franquicias. Además, en el año 2004, inició un “proceso sostenido de expansión internacional, lo que continuará siendo uno de los principales pilares de crecimiento de ventas de sus productos”, según consta en su memoria 2018.
En el exterior, Havanna tiene presencia a través de 112 locales: 67 en Brasil, 13 en Paraguay, 11 en Venezuela, 8 en Perú, 7 en Chile, 2 en Bolivia, 2 en España, 1 en Ecuador y 1 en Estados Unidos. El último mercado que incorporó fue el de Panamá, aunque lo hizo a través de la exportación de un surtido acotado de productos a través de una distribuidora de ese país.
¿Una salida a Bolsa fallida?
El 6 de junio de 2016, Havanna Holding colocó, a través de Puente, unos 4,2 millones de nuevas acciones, lo que representó un 10% de su capital, a través de una Oferta Pública Inicial de Acciones (IPO, por sus siglas en inglés) en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires (BCBA). Lo hizo al precio máximo del rango esperado, a 37 pesos argentinos, o 2,7 dólares por papel.
Sin embargo, en los dos meses posteriores, las acciones de Havanna no hicieron más que bajar de precio, para comenzar a lateralizar en la zona de los 30-32 pesos durante poco más de un año, según se desprende de la cotización histórica de la compañía, proporcionada a este medio por el IAMC (Instituto Argentino de Mercado de Capitales).
“Me gustaban la empresa, la marca y el producto”, cuenta uno de los principales accionistas minoritarios de Havanna, que se define como “inversor de valor” y que consideró que “no estaba barata” al momento de salir a Bolsa.
“En septiembre de 2017, vi que la acción cotizaba a niveles de 2 dólares y empecé a comprar, y desde ese momento, acumulo. No sólo el producto y la marca me dieron seguridad; la empresa tiene un management muy consistente, y lo que me terminó de empujar a tirarme bomba sobre sus acciones fue su plan internacional y la política muy agresiva de dividendos que tiene”, se entusiasma el inversor.
Baja liquidez
Havanna forma parte del S&P/BYMA Índice General, un panel con muy poca liquidez en términos generales.
Yanina Zupnik fue administradora durante 12 años del fondo de acciones de Provinfondos, de Grupo Provincia. Recuerda que “compró acciones de Havanna, pero cuando encontré oportunidad de venderlas, lo hice. Y fue un problema salir… porque es una acción muy ilíquida: no hay mercado secundario”.
“Casi nadie opera HAVA; se nota en el volumen”, dispara un operador conocido en el ambiente con el seudónimo de Teddy Trader. “Yo opero poco las acciones que no tienen liquidez, y si las opero, lo hago con posiciones pequeñas, porque se podrían manipular con poco dinero… y lo más seguro es que quedes enjaulado: que quieras vender y no puedas hacerlo. Son acciones con alta volatilidad: con poco dinero suelen tener movimientos muy bruscos”, describe.
De hecho, el inversor minoritario anteriormente citado comenzó hace un par de meses a operar de market maker (creador de mercado), es decir que pone ofertas de compra y venta, otorgando liquidez y fluidez al mercado. Se define a sí mismo como inversor de largo plazo; compró las acciones convencido, y no tiene intención de desarmar su posición.
Qué dice el análisis técnico
Desde la perspectiva del análisis técnico se verifica que el papel de Havanna comenzó a mostrar más actividad desde la entrada de este principal inversor minoritario. “A partir de noviembre de 2016, se inicia una importante recuperación en el precio de la acción, que pasa de los 26 pesos en ese momento a los valores actuales de 86; un incremento del 330% en términos de pesos”, indica Ruben Ullúa, especialista en análisis técnico y director de la consultora Ruben J. Ullúa.
“En términos de dólares -continúa el experto- la acción ha sufrido el golpe de la devaluación del peso argentino durante el pasado año, y desde los mínimos conseguidos en octubre, la cotización ha logrado recuperar terreno en términos de dólares y alcanzar instancias de resistencia muy importantes, en torno a los 2,1-2,25 dólares por papel”.
Será necesario un quiebre de esta resistencia en términos de dólares para considerar la posibilidad de mayores subidas, como el regreso a los máximos en dólares, en torno a los 2,8-2,85 billetes verdes por unidad, conseguidos hacia comienzos de 2018.
Así las cosas, Ullúa recomienda “cautela a corto plazo” para los inversores en Havanna, “ya que, si bien podrían darse extensiones adicionales del avance en curso, creemos que los precios se muestran cercanos a resistencias fuertes, desde donde un recorte parcial a las ganancias acumuladas en el año finalmente podría habilitarse hacia las próximas semanas”.
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