Pocas cosas son tan importantes como la confianza a la hora de hablar de inversiones. Quien está dispuesto a invertir su dinero, lo hace a cambio de un rendimiento futuro y evalúa el riesgo que implica colocar ese dinero en el o los activos o instrumentos financieros que decide elegir.
La de la economía argentina es una historia de crisis recurrentes, con recesiones, déficit fiscal elevado, devaluaciones y alta inflación, lo que provocó que el país entre en default (cesación de pagos) 8 veces en su historia, según declaraciones de Carmen Reinhart, economista de la Universidad de Harvard, a la agencia Bloomberg.
En las elecciones primarias PASO del último 11 de agosto, la inesperada diferencia del 15% que obtuvo la fórmula opositora Alberto Fernández-Cristina Fernández de Kirchner, por sobre la conformada por el presidente Mauricio Macri y Miguel Ángel Pichetto, produjo un verdadero descalabro financiero: el dólar se disparó al alza, trepó con fuerza el riesgo país y el precio de los bonos y las acciones locales se desplomó.
El lunes inmediatamente posterior a las PASO, la industria de Fondos Comunes de Inversión (FCI) se contrajo en un 22%, cuando ahorristas tanto individuales como institucionales rescataron más de 60 mil millones de pesos (60.175.886.331, para decirlo en números exactos). La sangría de pesos continuó: hasta ese miércoles, el total de rescates ascendió a 94,5 mil millones de pesos.
A su vez, durante los primeros 17 días después de las PASO, se retiraron 7.600 millones de dólares de los bancos, según un informe de First Capital Group, en base a datos relevados por el BCRA (Banco Central de la República Argentina). Para encontrar una dinámica similar, hay que retrotraerse al último semestre de 2001, cuando se retiraron más de 5.600 millones de dólares sobre un stock en aquel momento 50% mayor al nivel que tenían las entidades financieras previo a estas elecciones primarias, agrega el informe.
Por detrás del retiro masivo de depósitos y del desplome de los bonos y acciones locales asoma un sentimiento: la desconfianza en Argentina.
La confianza se construye
“La confianza no es algo que se da o no se da: es algo que se construye”, define Aldo Lozano, director de Inbel y contador público con un posgrado en estadística matemática.
“La confianza es algo que lleva muchísimo tiempo construir y que se puede destruir muy rápidamente. Tiene cierta analogía con los gráficos de las crisis que uno puede ver en los mercados: un ciclo alcista lleva su tiempo, pero un derrumbe es casi instantáneo”, describe el economista Ezequiel Baum, director de Trainer Financiero.
“La confianza es lo primero, y lo que estamos viviendo ahora es una crisis de confianza en Argentina; por eso hay turnos para las cajas de seguridad”, dispara el gerente de un FCI que prefiere no ser nombrado. “Tenemos uno de los sistemas bancarios más líquidos del mundo, y así y todo, bajan los depósitos por desconfianza”, agrega.
El economista Esteban Domecq mostró en un post de su cuenta de Twitter que los depósitos privados en dólares variaron en los bancos de manera positiva durante la presidencia de Néstor Kirchner (2003-2007) y en el primer mandato de Cristina Fernández (2008-2011), cuando se incrementaron en 5.623 y 8.212 millones, respectivamente. Luego, tras caer en 5.912 millones durante la segunda presidencia de CFK (2012-2015), aumentaron en 23.371 millones desde que Macri asumió en el poder. Pero esta dinámica se frenó con las últimas PASO.
“El flujo de inversiones en el mercado local tuvo un comportamiento bien disímil en 2016-2017, cuando los argentinos volvieron a confiar en mayor medida en los activos locales, tanto por las buenas perspectivas económicas tras los cambios que introdujo el gobierno actual para el desarrollo del mercado de capitales, como por los beneficios del blanqueo de capitales”, explica Nicolás Max, jefe de gestión de activos en Criteria.
“En los 2 años subsiguientes -agrega- el proceso fue el inverso, y los errores de política económica que empezaron a evidenciarse a partir del 28 de diciembre de 2017, fueron reduciendo el interés por la moneda y los instrumentos locales. Los inversores comenzaron a reducir paulatinamente sus tenencias, primero dolarizando sus portafolios y luego desprendiéndose de deuda soberana y acciones”.
Cuánto llevará reconstruir la confianza
“Los mercados reaccionan a expectativas, y la confianza y las expectativas están muy vinculadas”, señala Baum. “Argentina es un defaulteador serial: tiene un historial bastante flojo con respecto a su capacidad de devolver su deuda en tiempo y forma”, completa.
Según el director de Trainer Financiero, hay dudas respecto a si el problema de Argentina es de finanzas, de liquidez, o de solvencia: si el modelo sobre el cual se sustenta la macroeconomía argentina funciona o no. “Entonces -razona-, por más rendimientos extraordinarios que ofrezcas, que tienen que ver con el riesgo que implica prestarte, quizás no aparezca ese dinero”.
Desde Criteria, Nicolás Max advierte que “el daño que producen estas crisis en la memoria de los inversores de portafolio no se recupera fácilmente”.
El jefe de gestión de activos de Criteria explica que la Argentina entra en un proceso plurianual de restructuración de compromisos con los acreedores tanto del sector privado como de carácter multilateral, el FMI (Fondo Monetario Internacional).
Y apunta que “este es uno de los primeros desafíos que encontrará la gestión por venir". Pero aclara que "aun haciendo tareas que los mercados esperan, como el compromiso de un superávit fiscal que permita afrontar el repago de la deuda, mantener al país en buen diálogo con los diferentes actores de peso económico y financiero internacional, un trato amigable con el inversor extranjero y la ejecución de reformas que permitan tener una economía competitiva, Argentina se verá obligada a pagar por su crédito (confianza) una tasa sustancialmente más alta que la de sus pares regionales y del resto de los mercados emergentes “normales”.
"Es aquí, en la ausencia de un mercado de capitales local, y la dependencia de los mercados financieros internacionales que solo prestan al país a cambio de altos retornos, donde se refleja la desconfianza creada tras tantos años de inflación, corridas cambiarias y bancarias y defaults de deuda, ya característicos de nuestra historia económica”, resume.
Un poco más optimista, el gerente de un FCI local opina que “falta un click para lograr esa confianza. Además, en un mundo de tasas cero, la codicia ayuda”.
Para Aldo Lozano, “lo interesante es que la crisis de confianza actual se está dando sobre el final de un gobierno; sería más complicado si se hubiera dado, por ejemplo, a mitad de un mandato, como pasó otras veces en la historia argentina. Con las medidas que está tomando el BCRA, creo que habrá estabilidad hasta el 27 de octubre, día de las elecciones propiamente dichas. Una vez que se defina el escenario político, se puede empezar a reconstruir la confianza. Estamos atravesando un periodo traumático que durará hasta las elecciones, pero después de esa fecha, habrá una lenta recuperación de la confianza, aunque será en un entorno muy difícil”.
Por su parte, Ezequiel Baum indica que "le va a tomar un muy buen rato a Argentina desarrollar el contexto para empezar a sentar las bases de una nueva confianza, que será más en base a la amnesia de los inversores".
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